La Transparencia y el “pdf”
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En el Rapto de Proserpina de Bernini, Plutón, soberano de los infiernos, trata de inmovilizar a la hija de Júpiter, que intenta zafarse del apretón revolviéndose con violencia. Menos dramático pero también asfixiante resulta el uso sistemático que se hace del formato en pdf para salvar las obligaciones de transparencia activa e incluso darse el pote con la apertura de datos. Y ojo que hablo del abuso, no del uso, que según nuestro sabio refranero “abusar no es usar, sino mal usar”. Aunque un poco traído por los pelos lo de la la escultura del maestro Bernini, permíteme un cierto desbarre en curva para ilustrar que la utilización descontrolada del pdf secuestra muchas veces la transparencia. La información esta ahí, pero se ofrece de forma incomprensible, no estructurada y en un formato que, como veremos, tiene su cosa. Pdf para todo. Para un cosido y también para un zurcido.
Desde luego que el pdf es un formato útil. Fácilmente accesible para su lectura por la mayor parte de los usuarios de ordenadores. Listo para su impresión, incluyendo paginación, diseño, las firmas… Puede obtenerse a partir de casi cualquier formato original y garantizar que el documento se mantiene invariable en su contenido forma y diseño. Cubre una parte de la transparencia, pero no todos sus aspectos. Ocurre que normalmente los pdfs no son procesables por las máquinas. Sólo los podemos leer y extraer su información los mortales y por lo tanto su información no es fácilmente accesible para su tratamiento (búsquedas, extracción y reutilización de datos, etc.).
Particularmente esto es así en aquellos cuyo origen son fruto del escaneo del documento original. Eso hace por un lado que la inversión en la apertura de datos tenga menos impacto y por otro que los datos no se ofrezcan de forma que la información que contienen sea útil a efectos de transparencia. Un ejemplo: La información de la actividad contractual de las entidades públicas. A pesar de que la información de los contratos que se suscribe, consiste simplemente en la información que obra ya en el perfil del contratante (para los contratos menores, en el peor de los casos, la que obra en el sistema contable), es muy frecuente comprobar, no sólo cómo esa información se vuelca en uno o varios pdfs, sino que además, el mismo se obtiene no a partir de la impresión en pdf del original, sino del escaneo de la información impresa. Eso, por supuesto no es casualidad, por lo menos la mayor parte de las veces. Pone de manifiesto una débil o inexistente voluntad de transparencia, sólo salvada cuando se publica el documento en dos formatos simultáneamente. En PDF para satisfacer las necesidades de impresión y en un formato como XHTML o XML, que permiten la reutilización de la información para otros usos.
Lo procedente sería explicar resumidamente y de forma estructurada la información que se ofrece (perfecto si se hace con información estadística y gráfica) y poner a disposición del usuario la información no sólo en diversos formatos sino también directamente a través de herramientas de búsqueda y filtrado de datos.
Si quieres echar un vistazo, en nuestro blog tienes un esquema de los principios de transparencia activa, que en su parte más alta los resume. Por supuesto, también en pdf. ¡Estaría bueno!
No hace mucho y con cierta sorna decía en un comentario, a cuenta del furor de transparencia que repentinamente le había entrado al Parlamento de Canarias, que el pdf era a la transparencia lo que gotelé a la pintura. A la de brocha gorda, claro. Impide ver las irregularidades en la pared y oculta los desconchones. Pues eso, menos gotelé.